martes, 13 de septiembre de 2011

Capitulo 44


Sancho se despidió de todos los que estábamos allí presentes. En su rostro podía notar su gran emoción, justo antes de montar en el Rucio. Sus ojos brillaban a más no poder, y estoy seguro que su corazón palpitaba más rápido que nunca. Me alegro por él, porque hoy se dio cuenta que su sueño estaba cada vez más cerca. Aunque seguía siendo un simple sueño cada vez pitaba a tornarse en realidad. He tenido tantas aventuras con mi compañero Sancho, que me arriesgo a decir que nuestros corazones se han unido en espíritu, cuando algo emociona a Sancho me emociona a mí también. A pesar de toda la emoción, a Sancho nunca se le escapaba ningún detalle, por más pequeño que fuese. Se me acerco y me comento que el mayordomo era el mismo Trifaldi, me frustre mucho ya que era una gran contradicción. Es por eso que no le tome mucha importancia y lo olvide al instante. Sancho partió, me quede solo, pero no me sentía del todo así, ya que en mi corazón siempre estaba presente mi bella Dulcinea. La Duquesa me ofreció un par de hermosas doncellas para que me sirvieran. Me imagino que ya todos ustedes saben cuál fue mi respuesta, un rotundo NO. Y aunque para algunos hombres esto de rechazar a doncellas fuese una gran locura para mí no lo es. Tengo muy claro y bien definido que yo soy un caballero de muy alto nivel y no ocupo que unas mujerzuelas me anden sirviendo a puro gusto. Me fui directo a mi cama, me encontraba un poco exhausto y ya empezaba a extrañar a mi escudero del alma. Cuando estaba listo para ir a la cama escuche un sonido muy extraño, inmediatamente y muy alerta fui a revisar en la ventana. La abrí con sumo cuidado porque no sabía lo que se encontraba afuera. Pues para atormentar mi sueño lo que se encontraba afuera era una doncella, la cual cantaba un romance en el cual declaraba su amor por este servidor. Le tuve que explicar desde mi ventana que ya yo tenía una mujer a la cual amaba con todo mi corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario