
Al irme de ese castillo se me vino a mi mente un pensamiento que no se si estaría en lo correcto, sentía que ese castillo estaba encantado, algo me pareció extraño estando esa noche. Mientras cabalgábamos vi a lo largo, note algo muy extraño parecía como dos grandes ejércitos. No los veía muy claro pero pude identificar que eran grandes, y supe que se estaba dando una gran batalla. Esforcé al máximo a Rocinante para poder llegar a tiempo a una montaña alta para ver mejor esa batalla. Le explique a Sancho lo que estaba pasando debido a que él no era un caballero y no entendía el significado de una batalla. Le describí la batalla y absolutamente todas las arabas que llevaba cada ejército, cuales armas era más pesadas, efectivas, costosas entre muchas cosas más que mi memoria acaba de olvidar. Me fui al ataque, me sentí impotente ver la batalla y no participar en esta, perdí unas cuantas muelas en la lucha y estaba un poco golpeado. Le sonreía a Sancho con unos cuantos dientes menos y este al veme vomito de un solo golpe. Tenía mucha hambre, pero gracias al tarado de Sancho no pudimos comer nada porque le habían robado toda su comida. Nos topamos con una difícil decisión, el camino de dividió en dos calles, no estaba seguro cual era la mejor, por esa razón se lo deje a decisión de Sancho. Sancho escogió el camino de la derecha, tenía grandes piedras justo en la entrada del camino, se veía peligroso, pero como era típico de Sancho le gustaba siempre complicarse y escoger lo más difícil. En cambio el que a mí me agradaba mas, tenia pasto verde, note que a Rocinante se le hacia la boca agua apenas vio ese pasto verde y exquisito. Pero por querer ser un caballero bondadoso deje que Sacho escogiera.
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