
Apenas paso la tormenta y el alboroto en el que nos metimos, le pregunte a Sancho como estaba su estado de salud. Por suerte se encontraba bien al igual que yo. No sentía ninguna culpa porque sabía que la hija del ventero fuel a que me busco y ella fue la que se acerco a mí. Cuando el cuadrillero me pregunto que como estaba no le respondí de la mejor forma porque en ese momento no estaba en mi mejor humor. Por esa razón provoque que él me lanzara el candil en mi cabeza, lo que me hizo pensar que le cuadrillero estaba encantado y un poco trastornado de su cabeza. Elabore una poción mágica, por dicha aprendí como se elaboraba dicha poción y me salió a la perfección. Como decían los libros de caballería que leí y nunca olvidare, las pociones se toman sin pensarlo y de un solo bombazo. Eso fue exactamente lo que hice tomo un sorbo de la mágica poción. Para mi mala fortuna me produjo grandes dolores y malestares, lo único que quería en ese momento era silencio total y dormir. Al despertarme me sentía fuerte y muy sano. Al verme de esa forma Sacho quiso tomar de mi poción también, al igual le produjo dolores y vómitos pero no obtuvo ningún beneficio se sentía igualmente como antes. Obviamente la única razón que le tenía a Sancho de su mal efecto fue que era una poción para caballero y que lógicamente él no era un caballero entonces nunca le iba a funcionar. El ventero se me acerco a cobrarme mi estadía en el castillo, quede como se dice popularmente “bateado” no entendía porque me estaba cobrando. Los caballeros nunca deben pagar una estadía en el castillo. Paso algo muy gracioso, el ventero su fue a cobrarle a Sancho y este le dijo que tampoco le iba a pagar, provoco que unos hombres que estaban en el castillo le echaran agua fría en la cabeza. Después de molestarlo un rato lo dejaron ir.
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