viernes, 28 de mayo de 2010

Capitulo 26


Hoy se fue Sancho, me encontraba feliz pero también un poco triste. Feliz porque sabía que Sancho le iba a entregar la carta a mi amada Dulcinea y ella se podría muy feliz y orgullosa de mi, pero también triste porque me sentía solo, sin un compañero con quien hablar. Lo único que se me ocurrió en ese momento de soledad fue imitar a Amadis de Gaula en todas sus actitudes. Comencé a alabar al Amadis de Gaula. Siempre he querido que todo el mundo imitara a Amadis de Gaula en cuanto pudiesen. No tenía nada de comer y lo único que estaba al alcance de hacer era buscar algunas hierbas y con eso intentar sobrevivir mientras llegaba Sancho. No tenía nada de energías, me sentía exhausto, y la soledad poco a poco me estaba deprimiendo. No es que no pueda vivir solo, si no que la compañía de Sancho me hacia feliz. Era mi mejor amigo, único amigo de aventuras. Había pocas diferencias entre nosotros, era el que me daba fuerzas para continuar con mis aventuras. Daría mi vida y más si pudiera por ese hombre, el hombre que me a ayudado en mis batallas, el que me ha curado, el que me a echo reír y por supuesto enojar, lo mínimo que podría hacer por él es dar mi vida. Cada segundo, minuto, hora y día se me hacia eterno. Pensaba en que pasaba si no regresaría, o tal vez le pasara algo, y no fuera capaz de arreglárselas por el solo. Siempre que yo luchaba el estaba a mi lado, en este me sentía impotente, no sabía dónde se encontraba. También tuve pensamientos con un poco de celos, que pasaría si Dulcinea se hubiera enamorado de ese gordito, si Sacho le hubiera dicho mentiras, como que ya yo no la amaba, o estaba con otra mujer, hasta la más vil, que yo estaba muerto. Pase pensado todo el día en esas cosas, solo, triste, sin comida y sin aventuras me sentía viejo, incapaz de sonreír de nuevo. Me empecé a sentir mareado, seguramente de tantos pensamientos que tenía en mi cabeza, hasta que me desplome y caí dormido.

Capitulo 25


Hoy entramos a esa misteriosa sierra. Era espectacular, podía sentir la brisa pegándome en la cara y ese aire fresco, me dije a mi mismo que si viviría allí, podría vivir hasta los 200 años. Tenía los ojos bien puestos en esa sierra, veía cada detalle de esta, percibía cada olor y sonido. Era imposible ver el final, también lo impedía el sol, que me pegaba en la pura cara. Hoy vi a Sancho con mala cara, supe que le pasaba algo, pero preferí no preguntarle, y que él me lo digiera cuando quisiera. Después de un rato, Sancho me dijo su malestar. Me dijo que estaba arto de mis aventuras y que quería irse a su casa. También me dijo que no podía comprender porque yo buscaba a Cardenio, si el ya no iba a continuar contando la historia que había empezado. No me quise enojar, intente al máximo mantenerme tranquilo, mi única respuesta hacia Sancho fue que no podía dejar que alguien loco como él fuera a decirle mentiras a una reina tan honrada y bella como Madasima. Después de cabalgar un largo rato me detuvo porque tenía que hacer penitencia, imitaba así a Amadis de Gaula, tuve que gritar en lo más alto de una montaña diciendo que estaba haciendo penitencia para mí amada Dulcinea del Toboso. Cuando termine con mi penitencia le dije a Sancho que tenía que ir a pasar tres días con Dulcinea y que le tenía que contar todas mis hazañas en honor a ella. También le di la orden que le llevara una carta a Dulcinea escrita por mi propia mano. Hoy le confesé a Sancho el verdadero nombre de Dulcinea, Aldanza Lorenzo. Apenas Sacho escucho Aldanza Lorenzo empezó a hablar mal de ella y a decir insultos, no pude contenerme y me enojo mucho con Sancho. Tuvimos una pequeña pelea, pero nunca iba a dejar que hablaran mal de mi amada Dulcinea. Cuando se se nos bajaron los ánimos, empecé a escribir la carta que Sancho le iba a entregar a Dulcinea. Se la entregue a Sacho para que montara en Rocinante y se la llevara. No estaba para nada a gusto con la orden que le di.

Capitulo 24


Hoy ayudamos a un hombre loco que vivía en Sierra Morena llamado Cardenio. Por haberle ayudado, el nos dio a cambio, una de sus largas historias. Primero que todo nos contó que el pertenecía a una familia muy bien acomodada. Al igual que yo, estaba enamorado de una hermosa dama llamada Luscinda, esta también era hija de una familia muy rica. Cálculo que duro unos 10 minutos solo describiendo a esa mujer, que para ser honesto nunca en mi vida la había escuchado. Que tenía el pelo lacio que caía sobre su espalda casi tocando sus nalgas, un cuerpo de perfecta forma, ojos que eran como dos metrallas apuntándote, y una sonrisa que según él decía que hechizaba. Nos digo también que ya tenía el consentimiento del padre de Lucida para poder casarse con ella, pero el padre le dio la orden de irse a la casa del Duque Don Ricardo. Esto no afecto en lo más mínimo a Cardenio porque tenía una gran amistad con el hijo del Duque Don Ricardo. Se conocían de hace tiempo y por ello tenia mucha confianza con él. Para ser muy honesto me estaba durmiendo oyendo esa larga historia que estaba narrando Cardenio. Pero después me levante de inmediato apenas oí el nombre de “Amadis de Gaula.” Le pregunto que tenía que ver el libro con la historia que estaba contando y él me dijo que la amada le pido que le enviara el Amadis de Gaula. Ese nombre me inspiro y me quito el sueño en un abrir y cerrar de ojos. Empecé a contarle historias sobre de ese espectacular libro y de otros por supuesto. La conversión continúo hasta que Cardenio comenzó a hablar de la reina Madasima. Con solo oír esa pequeña frase que dijo, supe que estaba loco y era un gran mentiroso. Creo que Cardenio se dio cuenta de la actitud que tome hacia él y me tiro un guijarro que estaba cerca de donde él se ubicaba. Después Sancho y Cardenio sufrieron exactamente el mismo ataque que yo sufrí.

domingo, 23 de mayo de 2010

Capitulo 23


Estábamos durmiendo, tuve pesadillas, seguramente porque no se me había ido la cólera que tenia contra esos presos que nos robaron. Justo cuando estábamos durmiendo le robaron el asno a Sancho. Por dicha no robaron a Rocinante, estoy seguro que los presos no eran capaces de hacerme eso a mí, por una única razón, que soy un caballero y los caballeros se respetan. Sancho estaba muy triste porque había perdido a su asno. Para que estuviera tranquilo le dije que le iba a comprar cinco asnos. Entramos a una agosta sierra en busca de aventuras. Después de la mala suerte de Sancho nos encontramos una maleta, tenía un libro y una bolsa con un montoncito de escudos de oro. Leí unas cuantas páginas de ese libro y me pareció muy interesante, también me interese por el dueño de ese libro. Fuimos a buscarlo a la angosta sierra. Después de un rato encontramos a un cabrero que nos conto todo lo que sabía sobre ese misterioso personaje. Nos dijo que era un hombre que era loco por momentos, pero a veces estaba normal y cortes y en otras se comportaba brutal y loco. El y unos amigos lo habían llevado a la villa de Almodóvar para que lo curaran y también para que el cabrero y Don Quijote se pudiesen informar de quién era ese misterioso hombre. Porque siempre me intereso de la gente misteriosa, y no pensaba descansar hasta conocer a ese hombre que decían que a ratos era loco y en otros momentos cortes. Hice una buena conexión con ese cabrero, me pareció un hombre muy amable y me di cuenta que quería ayudarme.

Capitulo 22


Siempre con la cabeza en algo y con el ánimo al tope, partimos en busca de una nueva aventura más, un recuerdo más de mis grandes hazañas. Íbamos por el camino muy tranquilos y muy despacio, disfrutando de la vista y el buen tiempo que hacía en ese momento. Estaba pegando una brisa deliciosa en todo nuestro cuerpo, fresca, hasta se me ponía la piel de gallina en algunos momentos. El olor de las plantas al lado del camino, refrescaba nuestras narices. El sol estaba empezando a agarrar fuerza, y las aves estaban empezando a salir de sus nidos. Cuando de repente vimos a unos presos, sucios, poca ropa y tras de eso a punto de desprenderse por el mal estado en que se encontraba. Iban escoltados por unos hombres armados. Me pareció demasiado injusto e inhumano en la situación que se encontraban esos presos. Le pregunto a todos los presos porque estaban condenados, uno por uno, ninguno se quedo sin contarme el porqué de su condena. Me la explicaron y todos estaban condenados a trabajar en las galeras del rey. Lo que esos presos habían hecho no era tan grave como para ser condenados, la injusticia es una de las cosas que más me molestan por eso decidí liberarlos y dejaros que se fueran en paz. Luchamos contra los comisarios armados, estábamos en mayoría porque los presos estaban de nuestro lado. Una vez terminada la batalla le dije a los presos que fueran donde mi bella Dulcinea del Toboso y que le contaran de la gran hazaña que había hecho. Estaba seguro que mi amada iba a estar muy orgulloso de mí. Se negaron, y para peores empezaron a lanzarnos piedras y nos robaron todo, casi nos dejan desnudos. Estaba muerto de cólera, nunca había estado tan decepcionado.

Capitulo 21


Hoy mi compañero Sancho y yo salimos en busca de nuevas aventuras, como siempre acostumbramos a hacer. Por ser un caballero me veo en la responsabilidad de buscar aventuras o ayudar al que necesita de mí. Eso fue exactamente lo que hice, fue en busca del yelmo de Mambrino. El cual lo logre ver, lo llevaba un caballero que iba montado en un caballo hermoso. Me le lance sin pensarlo dos veces, y le arrebate al “yelmo de Mambrino”. Creo que en esta aventura me fallo un poco la vista porque era un objeto que utilizaban los barberos en ese tiempo. Después de esa aventura, empecé a pensar de inmediato cual iba a ser mi futuro como caballero. De algo estaba claro, que si llegaba a ser un caballero muy famoso iba a lograr casarme con la hija de un rey, y seria yo el que heredaría su reino, hasta llegaría a casar a Sancho con la mejor doncella que la hija del rey tuviera, eso si nunca iba a ser más hermosa que la mía, porque un verdadero caballero debe tener siempre lo mejor. Vi los ojos de Sancho un poco llorosos, seguramente de la emoción cuando oía de mi boca esas palabras, ese pobre hombre siempre soñó con conseguir una dama de respeto y muy hermosa por supuesto. La conversación duro un buen rato, hasta que se nos acabaron las ideas. Algo estaba muy claro entre mi compañero y yo, íbamos a obtener una buena recompensa al gran esfuerzo que estábamos haciendo. Porque abandonar el hogar por aventuras, y aventuras que uno nunca se va a esperar no es nada fácil para un caballero, tuve que abandonar todo lo que tenia, pero mi recompensa iba a ser encontrarme con Dulcinea y ser un rey muy famoso y con fama de valiente al lado de mi noble principal Sancho. Llegamos al acuerdo de trabajar muy fuerte para lograr conseguir la fama que queríamos para llegar a los puestos que anhelábamos.

lunes, 3 de mayo de 2010

Capitulo 20


Después de quedar satisfechos de comer, emprendimos nuestro viaje camino arriba de la montaña. No teníamos idea de dónde íbamos solo cabalgábamos sin parar. Era muy de noche y no veíamos absolutamente nada. En ese momento sentí lo que puede sentir un ciego. Me sentí inseguro pero era mi obligación continuar. Se escuchaban unos ruidos muy fuertes, debido a la pésima visibilidad no pude saber que era. Me sentía muy tranquilo y no tenía miedo. Le ordene a Sancho que se quedara en el lugar que estaba durante 3 largos días, y si al 4 día no regresaba que se fuera directamente donde mi amada Dulcinea y le contara sobre mi muerte honoraria. Cuando le dije esto a Sacho empezó a llorar, su llanto toco mi corazón porque lo consideraba mi mejor amigo. Tuve mala suerte y Rocinante no quería cabalgar. No estoy seguro si los caballos ven de noche pero la noche de ayer no quiso caminar. Me espere al día siguiente a ver si quería caminar. Durante la noche le pedí a Sancho que me contara una de sus historias que a el le gustaba contar. Empezó a hablar sobre un cabrero pero no termino porque se oían demasiados ruidos extraños. Al amanecer salimos para ver que eran los ruidos extraños que escuchábamos la noche de ayer. Vimos unas casas mal hechas, me acerque y cuando me di cuenta de lo que era el ruido agache mi cabeza. Oí una risa burlona de Sancho y provoco que termináramos discutiendo toda la noche

Capitulo 19


Sancho se estaba empezando a molestar de todas nuestras desventuras, y lo único que me decía era que todo era mi culpa y que él no tenía nada que ver con nuestra mala fortuna. Me dijo que era el culpable por haber comido pan, recordé de mi promesa e inmediatamente tuve que pensar alguna excusa. Lo primero que se me vino a la mente fue decirle que el también tuvo la culpa por no recordármelo. Seguimos cabalgando y se hizo de noche, pasamos por un lugar que los arboles tapaban la luna, eso hacía que se viera muy oscuro, justo en ese momento vi unas luces que se acercaban donde nosotros estábamos. Al hablarles una de las mulas se asusto y provoco la caída del montador. Me enoje mucho porque no me quisieron responder, por esa razón tuve que acudir a la fuerza y le puse mi lanza en el cuello al hombre que estaba en el suelo y le pregunto por segunda vez que de donde venia. Con mi reojo vi que Sancho se estaba robando un poco de comida que se había caído de la mula. No le dije nada porque me dio lastima, con algo tiene que llenar esa gran panza me dije. Sancho me presento ante los monjes, y dio las explicaciones de porque estaba tan flaco y no tenia muelas. Nos despedimos y nos dirigimos directamente a comer, mi estomago y el de Sacho tenia retorcijones a cada instante.

Capitulo 18


Al irme de ese castillo se me vino a mi mente un pensamiento que no se si estaría en lo correcto, sentía que ese castillo estaba encantado, algo me pareció extraño estando esa noche. Mientras cabalgábamos vi a lo largo, note algo muy extraño parecía como dos grandes ejércitos. No los veía muy claro pero pude identificar que eran grandes, y supe que se estaba dando una gran batalla. Esforcé al máximo a Rocinante para poder llegar a tiempo a una montaña alta para ver mejor esa batalla. Le explique a Sancho lo que estaba pasando debido a que él no era un caballero y no entendía el significado de una batalla. Le describí la batalla y absolutamente todas las arabas que llevaba cada ejército, cuales armas era más pesadas, efectivas, costosas entre muchas cosas más que mi memoria acaba de olvidar. Me fui al ataque, me sentí impotente ver la batalla y no participar en esta, perdí unas cuantas muelas en la lucha y estaba un poco golpeado. Le sonreía a Sancho con unos cuantos dientes menos y este al veme vomito de un solo golpe. Tenía mucha hambre, pero gracias al tarado de Sancho no pudimos comer nada porque le habían robado toda su comida. Nos topamos con una difícil decisión, el camino de dividió en dos calles, no estaba seguro cual era la mejor, por esa razón se lo deje a decisión de Sancho. Sancho escogió el camino de la derecha, tenía grandes piedras justo en la entrada del camino, se veía peligroso, pero como era típico de Sancho le gustaba siempre complicarse y escoger lo más difícil. En cambio el que a mí me agradaba mas, tenia pasto verde, note que a Rocinante se le hacia la boca agua apenas vio ese pasto verde y exquisito. Pero por querer ser un caballero bondadoso deje que Sacho escogiera.

capitulo 17


Apenas paso la tormenta y el alboroto en el que nos metimos, le pregunte a Sancho como estaba su estado de salud. Por suerte se encontraba bien al igual que yo. No sentía ninguna culpa porque sabía que la hija del ventero fuel a que me busco y ella fue la que se acerco a mí. Cuando el cuadrillero me pregunto que como estaba no le respondí de la mejor forma porque en ese momento no estaba en mi mejor humor. Por esa razón provoque que él me lanzara el candil en mi cabeza, lo que me hizo pensar que le cuadrillero estaba encantado y un poco trastornado de su cabeza. Elabore una poción mágica, por dicha aprendí como se elaboraba dicha poción y me salió a la perfección. Como decían los libros de caballería que leí y nunca olvidare, las pociones se toman sin pensarlo y de un solo bombazo. Eso fue exactamente lo que hice tomo un sorbo de la mágica poción. Para mi mala fortuna me produjo grandes dolores y malestares, lo único que quería en ese momento era silencio total y dormir. Al despertarme me sentía fuerte y muy sano. Al verme de esa forma Sacho quiso tomar de mi poción también, al igual le produjo dolores y vómitos pero no obtuvo ningún beneficio se sentía igualmente como antes. Obviamente la única razón que le tenía a Sancho de su mal efecto fue que era una poción para caballero y que lógicamente él no era un caballero entonces nunca le iba a funcionar. El ventero se me acerco a cobrarme mi estadía en el castillo, quede como se dice popularmente “bateado” no entendía porque me estaba cobrando. Los caballeros nunca deben pagar una estadía en el castillo. Paso algo muy gracioso, el ventero su fue a cobrarle a Sancho y este le dijo que tampoco le iba a pagar, provoco que unos hombres que estaban en el castillo le echaran agua fría en la cabeza. Después de molestarlo un rato lo dejaron ir.

Capitulo 16


Cuando ya estábamos en la venta estábamos muy cansados, tenía un fuerte dolor en mi espalda, seguramente de tanto cabalgar. Lo único que quería en ese momento era comer y una cama para poder descansar y de esa forma se me quitara el fuerte dolor de espalda. Nos atendió una mujer que nos enseño la cama a Sacho y a mí. Ni les quiero contar como era la cama, porque no tiene palabra, era terrible, mal construía, dura y para peores con un gran desnivel. A mi pobre amigo le toco una peor, no le pregunte, pero supongo que la espalda le quedo peor que la mía. Una vez que nos fuimos a dormir había otra persona en mi habitación, no tengo la menor idea de quien se trataba. Pero lo que si me gusto fue que justo cuando le iba a preguntar que quien era entro una mujer increíblemente hermosa. El cuarto estaba a oscuras pero esa mujer me cautivo, su forma de vestir, su perfume de manzanilla con una pisca de anís. Me recordó a mi bella Dulcinea, inmediatamente me dirigí a ella a decirle palabras hermosas, tarde un poco en recordar esas hermosas palabras porque hace tiempos que no las utilizaba. Después de un rato de estar alabando a esa hermosa mujer el hombre se acerco y me dio golpes en la espalda. La mala calidad de la cama hizo que esta de rompiera en mil pedazos, provoco un ruido inmenso que despertó al ventero. La hermosa mujer se escondió en la cama de Sancho y el retrasado de mi amigo le empezó a pegar, en vez de aprovechar la oportunidad de tenerla a sus pies. Y por supuesto por haberle pegado provoco que el hombre y el ventero le dieran una paliza. Sentía sangre cayendo sobre mi espalda, estaba fría y me produjo un escalofrió en todo mi cuerpo, por dicha no me dolía en ese momento y gracias a mi pararon de golpear a Sancho.