
Durante el entierro casi se me salen las lagrimas, una canción que pusieron me toco el corazón. Esa melodía expresaba el sentimiento de Crisónomo hacia Marcela. Y que nunca era un amor imposible porque el siempre le ofrecía todo su amor y ella siempre se lo rechazaba. Pensé que pasaría si me pesara a mí con Dulcinea y preferí no pensarlo porque no podría vivir sin ella. En esa melodía se cantaban todo los sentimientos tristes que sentía, no valía su vida sin Marcela a su lado, y sin dejar pasar tampoco la belleza física y espiritual de Marcela. Todo el mundo estaba comentando de la crueldad de Marcela. Me contaron que él la había escrito mientras Marcela estaba ausente. Le puse poca atención a la canción porque estaba pensando en Dulcinea en ese momento. Para mi sorpresa apareció Marcela justo después de que terminara la canción. Dijo hasta la misa pero lo único que le entendí fue que ella no tenía ninguna culpa sobre la muerte de Crisónomo. Dijo una frase que me llego como una bala directo al corazón, ella dijo que él era un hombre libre al igual que el amor, que el amor se daba por un sentimiento de verdad no por algo forzado. Tenía toda la razón, mi amor por Dulcinea nunca había sido forzado siempre fue un sentimiento mutuo. Apenas termino de hablar Marcela vi mi momento justo para hablarle, lo único que se me ocurrió decirle en ese momento es que le daba mi apoyo porque consideraba que no tenía la culpa. Cuando termino el entierro unos pastores me dijeron que fuera a Sevilla, porque era una tierra de grandes aventuras. Pero la mejor opción que me parecía en ese momento fue no aceptar ir porque primero quería acabar toda la zona donde estaba.
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