lunes, 19 de abril de 2010

Capitulo 15


Cuando termino el entierro me despedí de todos los que pude, soy del criterio de que un buen caballero es caballero siempre y con la gente que fue cortes le tengo que devolver la misma cortesía. Cuando me marche intente seguir a Marcela, no tan de cerca para que no se diera cuenta ni tampoco tan de lejos para no perderla de vista. Después de un buen rato de seguirla, me sentí un poco cansado y me tire a dormir un rato. Hoy me di cuenta que Rocinante estaba volviendo a recuperarse al 100%. Apenas vio unas yeguas que para mi gusto ya estaban un poco pasadas de edad, aunque Rocinante no estaba muy joven que digamos. Apenas capto con su vista esas yeguas salió detrás de ellas. Las personas que iban en las yeguas empezaron a golpear a Rocinante, eso me enojo mucho y fue a ayudarlo como un amigo fiel. Eran muchos y Sacho y yo terminamos muy golpeados, pero por lo menos intentamos ayudarlo. Luego de recuperarme de la golpiza llegue a la conclusión de que había perdido porque lucho contra personas que no eran caballeros, y un hombre como yo solo estaba entrenado para luchar contra caballeros. Por esa razón le dije a Sancho que fuera a pelear por la única razón de que él no era caballero como yo, entonces debía ir a pelear y proteger a Rocinante. Pero como de costumbre se negó, y estaba vez puso la excusa que era un hombre muy pacifico y que no le gustaba pelear. Teníamos que buscar un lugar para pasar la noche, ya estaba haciendo un poco de frio y teníamos mucho sueño. Como por arte de magia vi un castillo que me pareció perfecto para pasar la noche. Sancho llevándome la contraria me dijo que era una venta, y esta vez no soporte más sus burlas y discutí hasta lograr convencerlo.

Capitulo 14


Durante el entierro casi se me salen las lagrimas, una canción que pusieron me toco el corazón. Esa melodía expresaba el sentimiento de Crisónomo hacia Marcela. Y que nunca era un amor imposible porque el siempre le ofrecía todo su amor y ella siempre se lo rechazaba. Pensé que pasaría si me pesara a mí con Dulcinea y preferí no pensarlo porque no podría vivir sin ella. En esa melodía se cantaban todo los sentimientos tristes que sentía, no valía su vida sin Marcela a su lado, y sin dejar pasar tampoco la belleza física y espiritual de Marcela. Todo el mundo estaba comentando de la crueldad de Marcela. Me contaron que él la había escrito mientras Marcela estaba ausente. Le puse poca atención a la canción porque estaba pensando en Dulcinea en ese momento. Para mi sorpresa apareció Marcela justo después de que terminara la canción. Dijo hasta la misa pero lo único que le entendí fue que ella no tenía ninguna culpa sobre la muerte de Crisónomo. Dijo una frase que me llego como una bala directo al corazón, ella dijo que él era un hombre libre al igual que el amor, que el amor se daba por un sentimiento de verdad no por algo forzado. Tenía toda la razón, mi amor por Dulcinea nunca había sido forzado siempre fue un sentimiento mutuo. Apenas termino de hablar Marcela vi mi momento justo para hablarle, lo único que se me ocurrió decirle en ese momento es que le daba mi apoyo porque consideraba que no tenía la culpa. Cuando termino el entierro unos pastores me dijeron que fuera a Sevilla, porque era una tierra de grandes aventuras. Pero la mejor opción que me parecía en ese momento fue no aceptar ir porque primero quería acabar toda la zona donde estaba.

Capitulo 13


Al día siguiente algo me decía que debía ir a ese entierro, tuve un presentimiento que me convenía asistir a él. Mi mentalidad como caballero era que no me importaba si la gente me veía como un desconocido, porque cuando se dieran cuenta de mis logros y victorias estarían honrados de haberme visto. En el camino del entierro converse todo el rato con los pastores. Debo decir que en un momento estaba cansado de tantas preguntas, me sentí acosado. Pero supe que querían saber más de mí seguramente por mi buena impresión. Llevaba puesta mi mejor armadura, ya acostumbrado a su elevado peso. Seguramente los impresione por eso me preguntaron qué ¿porque la llevaba puesta en una tierra tan tranquila? Desde un principio sabía que era tranquila, pero para ser cortes como ellos fueron corteses conmigo al contarme le historia de Marcela, le conté toda mi historia. Les explique que era un caballero y que en lugar de ofrecerle las victorias a Dios se las ofrecía a mi preciosa amada. Les explique que también todos los caballeros como yo teníamos que tener una mujer a quien dedicarle nuestras victorias. Les respondí todas las respuestas que estaban a mi alcance. Seguramente pensaron que estaba loco, pero eso no me afecta en lo más mínimo porque sé que soy un caballero de verdad y estoy completamente convencido de ello. Después de un rato llegamos al entierro, no cavia ni un solo pastor más, aquello estaba lleno de pastores. Entre todos logre ver a Crisónomo, el pastor que había muerto a causa de Marcela. Tenía algunos papeles en su baúl y unos de los pastores agarro en donde había escrito sus últimos versos. Tenía ganas de leerlo, aunque ya sabía la causa de su muerto quería investigar más a fondo, y leer todo lo que había en esos papeles, pero no hubiera sido apropiado leer algo de alguien que no conozco.

Capitulo 12



Me desperté como siempre antes de los primeros rayos de luz. Me senté a ver el amanecer porque ni los pastores ni Sancho se habían levantado, no los quise levantar porque me levante de buen humor y no tenía prisa. Cuando ya todos estábamos levantado y listos para ver cual aventura íbamos a experimentar hoy apareció un pastor gritando como loco. Estaba anunciando algo de lejos, no lograba escucharlo bien a pesar de nueva oreja biónica. Cuando se acerco lo suficiente logre entenderle, ese cabrero estaba anunciando la muerte de un pastor. El decía que había murto a causa de una hermosa mujer llamada Marcela. Todo me parecía confuso porque no entendía, ni sabía nada de esta mujer, de buen modo le pregunte a un pastor que estaba a mi lado y él me conto todo. Me dijo que esta moza rechazaba a todos los hombres, eso la hacía más cotizada todavía, pero ninguno pudo con ella, incluso su tío la intentaba casar pero ella se negaba. Me intereso todo esto de esta mujer, desde un principio llegue a la conclusión de que si Dulcinea del Toboso no se pudo resistir a este caballero, Marcela no hubiera sido la excepción. Me comento que al día siguiente era el entierro pero me recomendó no ir porque me hubieran visto de mal gusto, como un completo desconocido. Pensé toda la noche sobre esta mujer llamada Marcela, quería saber porque nunca nadie puso enamorarla. Pensé que tal vez estaba esperando a un caballero como yo, pero este nunca llego, o no le atraían los hombres. Quería conversar con ella, preguntarle todas las preguntas que tenia. Siempre hay una razón para todo, pero lo que no entiendo es como nunca nadie pudo convencerla. Solo yo me interesé por ella, todos se fueron a dormir sin el mayor interés hacia la noticia. Me quede por un tiempo despierto y después me fui a dormir en la choza.

Capitulo 11


Hoy vi algo que me pareció muy extraño. Cuando desperté en la mañana, el hambre me estaba matando para variar. Pensé que era mi imaginación pero me llego un olor muy peculiar a cabra. Eso olía delicioso, no puedo describir el olor pero lo único que si puedo explicar es que se me abrió el apetito al máximo. Seguí el olor hasta que me tope con unos cabreros. Esa cabra al fuego se veía deliciosa, no pude hablar porque tenía la boca abierta y por poco se me salen las babas. La boca se me hacia agua, y en ese instante que ya me iba a lanzar a comer un poco nos ofrecieron a Sancho y a mí un poco de su comida. Para mi sorpresa Sancho se negó, en ese instante sentí un escalofrió y tenía ganas de darle una paliza como la que me dieron los gigantes a mí. Inmediatamente le ordene que se sentara y comiera, primero por respeto hacia esos pastores y segundo porque no me resistía a no comer de esa exquisitez. Disfrute esa comida como nunca, comí hasta no poder más. Al instante de estar comiendo se me vino un pensamiento, un poco melancólico, recordé cuando los hombres vivían en mayor armonía y se entendían más unos a otros. Antes todo era mejor, ahora ha cambiado mucho en el sentido de tranquilidad y harmonía entre los hombres. Hoy paso algo muy peculiar y gracioso, justo cuando estábamos comiendo tranquilos y disfrutando de esa comida apareció un hombre extraño. Después comprendía que era un amigo de los pastores. Estaba recitando un extraño romance. No se le entendía muy bien pero gracias a mi cultura logre comprender lo que estaba diciendo. Me volvió el intenso dolor en la oreja, cuando el cabrero se percato me ofreció curármela. Me daba un poco de miedo al principio pero luego confié en ese hombre que se veía muy honesto. Saco unas extrañas hojas, según el curativas y me las paso por toda la oreja, dolía un poco pero prefería aguantar el dolor por un instante, que aguantarlo por toda mi vida .Cuando termino sentí que Dios me había remplazado la oreja, me quedo perfecta, escuchaba mejor que nunca, me quedo como un sexto sentido. Se hizo de noche teníamos nuestras panzas llenas y nos fuimos a dormir.

miércoles, 14 de abril de 2010

Cap 10


Después de la lucha con ese vizcaíno tome la decisión junto con Sancho de reanudar el camino. El pobre Sacho pensaba que después de esa batalla yo había ganado algo, lo único que le dije en ese momento fue que era un ¡Ignorante! Porque ese vizcaíno no era un hombre del cual se pudiera obtener ganancia. No luche por dinero si no para ganarme mí respeto ante Sancho y para que ese vizcaíno aprendiera la lección. El pobre gordito me volvió a preguntar pero ahora sobre la isla que le prometí. Al igual que yo que no podía dejar de pensar en los libros de caballería, el pobre Sancho no podía parar de pensar en esa isla que le prometí. Si yo hubiera sido un hombre tan pobre como él, claro que no hubiera podido dejar de pensar en ella, y todavía más porque era una de las mejores islas para mi gusto. Era de gran tamaño y única en el mundo. Me empezó a doler mucho la oreja no sé si estaba sanando o si estaba empezando a infectarse, por dicha Sancho había aprendido un poco sobre medicina, bueno medicina es una palabra muy extensa mejor digo sobre enfermería. Durante el camino me curo la oreja, era un poco concho para curar pero lo hacía de buena forma. Lastimosamente no tenía un bálsamo que me recupera inmediatamente, por eso tuve que recurrir a las habilidades curativas de Sancho. Ese bálsamo es maravilloso, con solo un sorbo te quita cualquier malestar, y a mí siempre me ha funcionado a la perfección. Se no hacia tarde y no teníamos donde dormir la única opción era la iglesia, pero lastimosamente tuvimos que descartar esa opción por mi ataque hacia los monjes. Seguramente si nos hubiéramos acercado a esa iglesia nos hubiera sacado a punta de patadas. Me agarro muchísima hambre, no podía faltar el abotagado de Sancho y su comida, saco una cebolla que se veía exquisita a la vista de mis ojos, un pan tan fresco que parecía recién sacado del horno y un queso que para mi gusto tenía unos 15 años de estar guardado y eso lo hacia un queso fino. Al terminar de comer teníamos la panza llena y el corazón contento, solo nos faltaba un lugar para dormir. No encontramos ningún lugar para pasar la noche entonces decidimos dormir al aire libre, tuvimos la suerte que la noche estaba tibia y no pasamos fríos.

Capitulo 9


Hoy ha sido unas de las aventuras más fuertes que he enfrentado hasta este momento. Probé mi honor, tuve que dar todo lo que tenia si quería salir vivo. Ya recuperado y con las fuerzas de nuevo me enfrente contra un vizcaíno. Pensé que iba a ser fácil y que lo iba a derrotar como e derrotado a muchos. Tome las precauciones del caso para no tropezarme esta vez. Estábamos de cara a cara el vizcaíno y yo. Vi en sus ojos rabia y rudeza, seguramente el vio en mi solamente unos ojos de caballero y debió temer. Pero eso no lo hizo abandonar la lucha y levanto su espada, yo sin quedarme atrás levante mi espada y así fue como empezó la lucha. Yo lo ataque y él me ataco a mi pero los dos fallamos en el intento, en ese momento supe que iba a ser una pelea comparada. Ninguno de los dos nos queríamos guardar ni un granito de fuerza en esa pelea. En ningún momento tuve miedo como en otras ocasiones. Esta vez me arme de orgullo y palie con todas mis fuerzas. Me descuide por un instante y el vizcaíno me ataco muy rápido y no pude bloquear su ataque, me hirió la oreja y me rompió una parte de mi armadura. Eso fue lo que más me enfureció, vi como mi armadura se partió en dos, la armadura que me hacia un caballero de verdad, la que me protegía, sentí odio hacia él en ese momento. Del enojo le tire el caballo y le herí la cara a ese maldito. Inmediatamente me baje del caballo para dar el golpe final, no lo iba a hacer solo si él iba a dar sus honores a mi amada Dulcinea del Toboso. Por dicha acepto si no hubiera tenido que matarlo, lo deje libre para que le fuera a presentar mis respetos a mi amada. Me dolía la oreja y estaba cansado después de la lucha, me sentí muy bien por haber salido victorioso. Le di una lección a ese hombre para que no se metiera con gente que no le convenía meterse, y en especial menos con un caballero. Estaba preocupado por mi armadura, mi bella armadura, tenía que conseguir una lo más antes posible porque sabía que en cualquier momento me tenía que enfrentar de nuevo.

Capitulo 8


Hoy íbamos Sancho y yo caminando muy pacíficamente, cuando de pronto vi a lo lejos unos molinos de viento, eso fue lo primero que pensé, aunque no los podía ver muy bien y ya la vista me estaba empezando a fallar. Pero cundo nos acercamos lo suficiente me di cuenta que no eran molinos de viento como pensé, si no eran unos gigantes. Y sin miedo los ataque con mi lanza, que tuve que arreglar durante mi estadía en el pueblo porque unos gigantes parecidos me la habían destruido. El inútil de Sancho no paraba de decirme que eran molinos de viento, seguramente por su inexperiencia o miedo quería alejarse de ahí. Ignore sus comentarios y los ataque. Algo me salió mal y tropecé. Los gigantes se alejaron entonces no me vi obligado a atacarlos. En el camino recordé como fue que hice para arreglar mi lanza, y me acorde inmediatamente que lo había leído en uno de los libros. La arregle con un tronco, y me quedo mucho más fuerte que antes. Al día siguiente nos dirigimos a Puerto Lapice en busca de nuevas aventuras, como siempre acostumbro. Cuando iban en el camino vi unos hombres vestidos de negro, al instante sentí algo que me decía que esos hombres eran unos sin vergüenzas. Cuando me acerque mas a ellos vi a una mujer que iba atrás, esa fue la gota que derramo el vaso. Tarde unos minutos en reaccionar, pero después me di razone que esos hombres la tenían secuestrada. Y me vi obligado a atacar a esos enfermos sexuales, que no me quiero imaginar que propósitos tenían para tener una mujer tan linda secuestrada. No pudo faltar Sancho el gran miedoso, que me decía que solo eran frailes. Según él pensaba que le iba a hacer caso si vi con mis propios ojos lo que estaba sucediendo. Al verme salieron corriendo y uno de ellos se cayó, Sancho lo quiso ayudar, y cuando estaba a punto de hacerlo dos mozos se fueron contra él y lo dejaron inconsciente. Cuando me di cuenta que solo eran mozos fui y me disculpe respetuosamente con la mujer, la hermosa mujer. Pero perdió su belleza cuando se vino encima de mí y me dejo el hombro herido.

Capitulo 7


Me desperté este mañana empapado en sudor, tenía miedo, hasta que me di cuenta que había despertado de un sueño muy peculiar. Me soñé que estaba luchando contra unos enemigos, no eran tantos como los gigantes pero si estaban bien entrenados y me estaba costando derrotarlos. En un momento de mi sueño pensé que iba a quedar tan golpeado como en mi lucha pasada. Me dieron ganas de hablar un poco de caballeros, entonces empecé a hablar sobre libros de caballería, mi gran afición. Al parecer al cura y a mi ama de llaves que podía tener unos cuarenta, pero nunca había tenido la delicadeza de decirme su edad, no les gusto mucho la idea de oírme hablar sobre libros de caballería. Para disimular su mal gusto por mis historias me dieron de comer y me acostaron de nuevo. Yo me di cuenta que me hicieron eso para que me callara, pero no hice ningún alboroto porque apenas estaba recuperado mis fuerzas y mi mente. Hoy en la mañana fui a buscar un libro de caballería pero en la entrada de mi preciado santuario estaba un muro que no me dejaba entrar. Simplemente lo ignore porque no quería molestar a la ama de llaves que seguramente estaba limpiando o haciendo algún cambio en mi casa. Por cierto que un reacomodo no le haría malo, hace tiempos que no muevo nada en mi casa y ya me aburre ver siempre igual la casa. Después de un tiempo se me fue la paciencia y le fui a preguntar a la ama y a mis amigos que donde estaban mis libros y porque no podía entrar a mi biblioteca. Me dijeron que había sido un mago, entonces supuse que me los cogió prestados y que me los devolvería pronto, bueno eso espero. Me tardo quince días buscar un escudero y conseguir el dinero suficiente. Durante este tiempo empeñe unas pertenencias que ya no las ocupa y en ese trascurso de tiempo me encontré a un pobre hombre llamado Sancho Panza, me pareció un hombre honesto y pacifico. Así que le ofrecí algunas islas que tengo pero le dije que solo las obtendría si me acompañaba en mi aventura. Me marche cuando apenas estaba cayendo la tarde con Sancho, durante el camino le describí las islas de las que él iba a ser dueño. Estaba fascinado y me dijo que haría todo lo posible y que me sería muy fiel para poder conseguirlas.

Capitulo 6


Seguí un poco débil después de esa pelea con los gigantes. Me siento humillado y como un total fracasado, pero esa paliza no me va a ser abandonar esta aventura, más bien al contrario me dio más ganas de levantarme en busca de nuevas aventuras. La noche de ayer tuve un sueño de muy mal gusto. Soñé que mi ama de llaves había entregado las llaves del lugar más preciado para mí, la biblioteca. Para mi representa el santuario donde encuentro toda mi felicidad, lo que menos me gusta es que alguien entre a ella y todavía me enoja mas que le hagan daño a mis preciados libros. Para variar el cura y el barbero tuvieron la estúpida idea de quemarlos, según ellos era mejor para mi salud no verlos más. Hasta hoy tengo que decir que es la idea más absurda que he escuchado. ¡Al contrario me hace mejor leerlos, me sube el autoestima y sin ellos no sabría que hacer! Les dije en mi propio sueño. Fue inútil, se aprovecharon de que yo no me podía mover por lo débil que estaba en mi cama y no sé ni adonde fueron a quemarlos, lo que si se es que los quemaron. Porque cuando los estaban quemando me agarro un dolor muy fuerte en mi pecho, supuse que los libros me estaban pidiendo ayuda pero era imposible hacer algo al respecto. No me quemaron algunos libros como el Amadís de Gaula. Ese libro es mi inspiración, no me canso de leerlo una y otra vez, hasta puedo decir que he olvidado las veces que lo he leído. Me quemaron todos los libros, especialmente los grandes que eran los de caballería, mis favoritos, mis segundos amores después de Dulcinea. Después de haberme quemado mis libros más preciados, me quemaron los pequeños. Si bien recuerdo se trataban de pastores y de amoríos. Espero que no me falle la memoria porque hace tiempos que los leí, como despertó mi afición por lo de caballería los olvidé. Los quemaron casi todos, solo se dejaron como uno o dos para leerlos, seguramente les pareció interesante. En ese instante me levante aterrado y de inmediato me di cuenta que era un sueño, la casa estaba en silencio entonces no me preocupe y me volví a dormir.

Capitulo 5


Me sentía débil en ese momento, justo después de pelear contra esos gigantes, no soporte, me siento débil y frustrado. Me dejaron mal herido, y tenía que cargar todo el peso de mis armas. Que irrespeto y desconsideración hacia un caballero como yo. Para lo único que tenía fuerza y lo único que estaba en mi cabeza, además de una furia inmensa hacia esos diez gigantes, era que recordaba un libro que había leído ya hace algún tiempo y empecé a decirlo en vos alta. Sentí la necesidad de hacerlo, en cierto modo me aliviaba un poco el dolor. Gracias a Dios paso alguien que me reconocía, me reconoció por Quijana no por Don Quijote, pero en ese momento no tenía tiempo para explicarle y contarle mi nuevo nombre solo quería levantarme. Me ayudo a levantarme y me cargo las armas en mi caballo. De lo que me acuerdo por ahora es que ese hombre me hablaba y yo no le entendía ni una sola palabra, todo me pareció absurdo, entonces para disimular mi mala compresión le dije algunos versos que tal vez le podían interesar, se los dije varias veces por si no le quedaba claro en las primeras. En ese momento solo podía hablar de libros, seguramente mi cabeza se había golpeado. Las únicas posibilidades son contra mi propia lanza o tal vez por haber recibido diez golpes seguidos a la vez, dos me golpearon en mi cabeza y creo que ahí fue donde perdí mi memoria, otros dos en mi estomago, y cuatro en mis piernas seguramente por eso no me puedo poner de pie yo solo. Se me había olvidado todo por un momento solo me quedo lo imposible de olvidar, los libros, esos increíbles libros, que jamás olvidaría ni aunque me golpeen cien de esos gigantes que me golpearon hoy. En algún momento tenía que tener mala suerte, y la tuve hoy, cuando el hombre me llevo a la casa teníamos las ilusión de que nadie se diera cuenta pero para mi mala fortuna en ese momento estaban mi mujer, mi sobrina, el cura y el barbero. Tuve que decir la verdad de lo que me paso, lo dije de la forma más clara y sencilla que pude, no pude soportar la furia de diez gigantes que me golpearon hoy, las razones no las sé, pero lo que si se buen bien es que fueron gigantes, y fueron diez para que no me faltara ni un solo puñetazo en mi cuerpo.

Capitulo 4


Hoy me levante antes de que cantara el gallo en la venta. Partí sin despedirme porque las despedidas me traen malos recuerdos y no son de mi gusto. Cuando iba a empezar a cabalgar recordé que no llevaba sufiesiente dinero y debía buscar un escudero, sin pensarlo dos veces di vuelta y me devolví al pueblo. Tome las prevenciones del caso porque tal vez en algunas de mis aventuras iba a necesitar dinero y de ese escudero. Cuando iba de vuelta al pueblo escuche unas voces me parecieron bastante extrañas, eran voces como de una mujer o un niño pequeño. Entonces me dirigí directamente de donde provenían las voces a ver qué estaba pasando. Para mi sorpresa había un señor adulto, un poco sucio pero con buena musculatura golpeando a un niño, inmediatamente como labor de caballero le ordene con una voz fuerte y clara que se detuviera de una vez por todas, si no debería enfrentarse a mí, que no era la mejor opción para el señor, seguro al verme con ese aspecto de caballero feroz se hizo para atrás. Se detuvo e inmediatamente le dije: ¡Hizo bien en detenerse! No sé quiero ni pensar como hubiera salido después de una lucha contra este caballero hecho y derecho. Tenía la duda, entonces le pregunte que porque lo estaba golpeando, el hombre dijo que el niño le había perdido unas ovejas, pero sin dejarlo terminar el niño dijo que ese señor llevaba 9 meses sin pagarle ni una sola moneda. Le jure al señor que pagaría al niño y que le dejaría libre. Después de enfrentarme a ese pequeño problema me encontré con dos mercaderes, por su mala fortuna tocaron mi punto débil, al que no le tengo tolerancia, hablaron mal de mi Dulcinea. Los quise atacar pero Rocinante se cayó, me levanté lo más rápido que pude. Me costo por todo el peso de las armas que llevaba en mi. Los malditos me rompieron la lanza, la que limpie, pulí y vele por horas me la rompieron en un segundo. Estaba a punto de estallar del enojo.

Capitulo 3


Hoy me levante con una emoción inexplicable, me sentí un verdadero caballero, pero sentía que algo me faltaba. No me sentía tan cómodo como cuando me fui a dormir la noche de ayer. Lo que me faltaba lo recordé a los pocos minutos de haberlo pensado, veo que todavía no me funciona mi cerebro. Lo que quería era que me armaran caballero, para eso ocupaba muchos requisitos fundamentales, para poder elaborarlos ocupaba la ayuda del ventero, inmediatamente me fui a conversar de caballero a ventero. Y le pedí que me nombrara caballero, y le di todas las indicaciones para que no faltara ni un solo paso. Por supuesto le puse algunos requisitos que no puedo dejar pasar, si los hubiera dejado pasar no me hubieran armado caballero correctamente. Lo primero que le dije en nuestra conversación fue que para este nombramiento debía poner las armas a velar en una capilla, pero me lleve la gran desilusión que allí no había ninguna capilla, en ese instante pensé que mi plan y toda mi aventura iba a caducar. Rápidamente se me vino la genial idea de ponerlas en patio para velarlas, no era lo mejor pero era aceptable. Yo tenía la obligación como caballero que soy de permanecer vigilándolas durante todo el día para que no se las robaran y si alguien se acercaba a ellas para intentar robárselas debía protegerlas a muerte. Al poco tiempo te estar ahí se acercaron dos hombres que para mi gusto eran unos estúpidos, querían robarse mis armas delante de mi persona, seguramente pensaron que era loco o algo por el estilo. Ya estaba a luchar contra esos sin vergüenzas, y otra vez apareció el ventero como por arte de magia y puso paz. Me costó un poco calmarme porque si hay algo que me altera es que no me respeten como caballero que soy. Después me nombraron caballero de la formar tradicional, en ventero me dio dos toques con la espada en mis hombros, tuve un sentimiento de felicidad, en ese preciso momento me sentí un caballero de verdad. Después note que las mujeres de ayer estaban cerca y muy sorprendidas, y para variar se acercaron y me ofrecieron su servicio por vida, en ese instante mi ego subió al tope. Me sentí un caballero con suerte, y también un caballero muy cansado por eso me fui a dormir. Ya había decidido en el trascurso del día que mañana iba a partir de la venta en busca de nuevas aventuras.

Capitulo 2


Todavía no ha salido el sol por estos lados, hace un frío rico, especial para cabalgar. Ya preparé a mi hermoso Rocinante y esta lista para acompañarme en esta aventura. Me siento un poco nervioso al igual que noto a mi caballo nervioso también, seguramente se le pasará cuando vuelva a acostumbrarse a no estar echado en un establo. ¿Qué me puede pasar en el camino?, ¿Moriré?, ¿Seré recordado como un caballero grandioso?, ¿O voy a ser uno de esos caballeros que fracasa en sus aventuras? Todas esas preguntas pasaron hoy por mi mente cuando apenas estaba empezando a salir la luz del sol. No puedo negar mi preocupación, y mi molestia conmigo mismo por no tener ni una sola arma blanca, como leí en mis novelas que todo caballero tenia arma blanca y yo no tengo ni media llegue a la conclusión que soy un fraude de caballero. Bueno en realidad me considero un buen caballero a pesar de todo. Tengo nombre tengo un caballo y una doncella que me espera. No tengo las mejores armas pero tengo el espíritu del mejor caballero que se haya visto en este mundo. Hoy imagine que pasaría si mi nombre saliera en todos los libros, si fuera el caballero más famoso y reconocido, una inspiración, un héroe o sencillamente alguien espectacular. Que todo el mundo pudiera ver por las cosas que pase mis hazañas mis logros, mis triunfos y como van a faltar las luchas contra otros caballeros. Con solo pensar y cabalgar un poco ya oscureció, seguro de tanta emoción y preocupación a la vez, el día se me paso muy rápido. Mi problema era en donde iba a pasar la noche, por suerte vi una venta que parecía cómoda y cumplía con mis expectativas. Mi sorpresa fue que en esa venta se encontraban dos mujeres hermosísimas, no tan hermosas como mi Dulcinea del Toboso por supuesto. Como caballero que soy sentí la responsabilidad de piropearlas y alabarlas, note una risa en ellas seguramente se enamoraron de este caballero tan apuesto que les hablo. Pero ya en un punto me moleste de sus risas, por suerte llego el ventero y me ofreció una comida exquisita, estaba deliciosa como que ese ventero sabía que me estaba muriendo de hambre. Sin dejar pasar que ya tuve mi primera aventura en dormir en un lugar completamente desconocido para mí, pero tuve la dicha de haber sido bien aceptado, en un momento de la noche me sentí un caballero muy privilegiado. Comí hasta no poder más, deje a Rocinante en su lugar y me fui a dormir. La cama estaba un poco dura pero me tomo unas horas en acostumbrarme. Mientras no podía dormir no pare de pensar en la aventura que me tocara enfrentar la mañana siguiente.

Capitulo 1


Mi nombre es Alonso Quijana. Algo que me fascina es despertarme a temprana hora, pienso que de esa forma el día me va a rendir mucho más de lo que me puede rendir si me levanto más tarde. Aunque sé que no me queda mucho por vivir. Ya voy a cumplir mis 52 años, pero me siento en perfecto estado. Me cuido mucho a la hora de comer por eso soy de contextura delgada, me siento cómodo siendo así. Lo que me mantiene vivo en este momento es mi afición por salir a cazar y leer mis libro de caballeros. No soy tan rico como todos piensan, al contrario me considero un hombre sencillo hasta puedo decir que bastante humilde. Mi gran pasión es leer, amo la lectura y por cierto soy un poco adicto a ella. En algunas ocasiones no puedo parar de leer y me obsesiono tanto que no duermo algunas noches por el hecho de querer terminar el libro. Por supuesto no puedo dejar pasar que este efecto solo me sucede cuando leo un libro de Feliciano de Silva. Hay algo en estos libros que me vuelven loco por la lectura, no sé si es que llevan mi imaginación al infinito o más bien tocan mi corazón y mis emociones. Es algo que me cuesta explicar, simplemente me encantan y me hacen un hombre muy feliz. Tengo una idea en mi cabeza que no he logrado olvidarla, quiero ser un caballero, un verdadero caballero. Que me recuerden como un aventurero que ayudo al que lo necesitaba, que levanto al caído y que animo al deprimido. Hoy encontré unas armas muy viejas que mis bisabuelos me heredaron, por cierto las limpie, las pulí y les saque el mejor brillo que pude. Estas pobres ocupan un poco de uso, por eso decidí ponerlas en función. Tome esta decisión porque soy un hombre viejo, claro que en buena forma todavía pero ya sin ninguna obligación. Es tanta mi afición por los caballeros que quiero ser uno de ellos, sentir lo que ellos sienten y hacer los que ellos hacen. Si logro volver de mi aventura con vida significa que contare mis hazañas a niños y hasta hare mi propio libro. Primero tengo que cumplir unos requisitos que si no olvido leí en un libro fabuloso de Feliciano de Silva, debo tener un nombre digno de un caballero. A partir de hoy me llamare “Don Quijote de la Mancha”, aunque lo vi en Amadís de Gaula me gusta mucho y no lo cambiare por nada. También debo ponerle un nombre a mi caballo, por cierto es un caballo muy fino y le tengo mucho aprecio. Se llamara “Rocinante” en este momento no se encuentra en un buen momento, pero cuando sepa que lleva sobre sus lomos a un caballero se pondrá bien en un abrir y cerrar de ojos. Y todas mis hazañas y triunfos se los dedicare a la mujer de mi vida, a la que me mantiene con respiración su nombre es Aldonza Lorenzo pero a partir de este día tan especial se llamara “Dulcinea del Toboso”.