
Hoy estaba arto. Desde que desperté no desperté con la mejor actitud. Me sentía dolido. No sé si eran nervios de volver a mis aventuras, o simplemente un mal día. Para el colmo mi sobrina y mi ama me tenían arto. Solo me decían que no fuera a esas aventuras, que para ellas son estúpidas. Porque obviamente nunca en ido a una de ellas, y jamás saben lo hermosas que son. Solo me decían que era mejor que fuera a servirle al rey, y que así dejara de ser caballero andante. Es lo último que pasaría por mi cabeza. Voy a morir siendo caballero andante, es una promesa que tengo conmigo mismo. Me dijo una tontería, que solo por ser mi sobrina no me le fui encima de inmediato. No van a creer lo que me dijo. Me dijo que para ser caballero andante había que ser rico. ¿Qué clase de tontería es esa? Respire profundo, me controle lo más que pude y le di una explicación, para que nunca más en la vida volviese a mencionar algo así. La única explicación que tenía en ese momento, que no puedo mentir, estaba con un poco de cólera. Fue que yo había nacido bajo la influencia de Marte, eso significaba que las armas es lo mío. Y concluí diciéndoles, o más bien quitándoles la esperanza de que mi iban a convencer. El cielo es el que me dijo que yo debía ser caballero, así que lo respeto. Al rato llego Sancho. Mi buen amigo.
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