
Estábamos durmiendo y una loca idea o más bien diría un extraño impulso sucedió en mi ser. Cuando vi a Sancho tan dormido en lo único que pensé y que quería hacer era azotarlo. Por eso tome las riendas de Rocinante y lo hice. Sancho se despertó inmediatamente y me inmovilizo. En la mañana fuimos rodeados por unos bandoleros, su líder tenía el nombre de Roque Guinart. Para nuestra dicha, el bandolero había escuchado de mí y siempre me había querido conocer. Nos encontramos también con una muchacha que nos conto una larga y aburrida historia. Lo único que me intereso un poco es que se trataba de una historia de celos, pero por lo demás en lo absoluto. Después de que los bandoleros nos dejaron libres continuamos nuestro camino hacia Barcelona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario