
Pues sí, hoy estoy de humor. Y cuando estoy de humor todo el mundo se ve beneficiado. Hoy vi a Durandarte, el primo y amigo de Montesinos. Pobre Durandarte, estaba muerto, a causa del mago Merlín. Muchos parientes de Durandarte tuvieron la misma suerte de ser encantados. Cuando me paso esto que estoy a punto de contarles, me dije a mi mismo que iba a ser uno de mis secretos más grandes. Pero seguramente por la buena actitud que ando hoy cambia de opinión en el trascurso que iba subiendo de esa cueva. Siéntanse afortunados de esto que estoy a punto de contarles. Para que luego no digan que soy un mal caballero porque me guardo los mejores secretos voy a soltar esto sin pensarlo dos veces. Además de ver a los familiares de Durandarte, vi a Dulcinea. Sí, la Dulcinea que yo amo. Mi amada, de la que he estado enamorado toda una vida. Esa mujer que me ha arrancado el corazón casi por completo. La verdad es que no se cómo he sobrevivido tanto tiempo. No soy tan joven como lo era unos años atrás, y tras de eso tengo una parte de mi corazón fuera de mi pecho. Y lo perdí el día que mis ojos vieron a una mujer tan hermosa como ella. Para que se den cuenta de cómo es el destino conmigo. El destino me la puso en mi camino nuevamente. No pude creer que en una cueva me iba a topar a la mujer que amo. Para que los que no saben se vayan dando una idea de cómo es amor. Del amor se espero lo inesperado siempre. Que cuerpo, que cara de ángel, que pelo Dios mío, ¿cómo dude por un momento si era o no la mujer más bella de esta tierra? Claro que es la mujer más bella que excite en toda la faz de la tierra, y cuidado si no en todo el universo. Sacho no me creyó, pero no tenía tiempo para pelear, no podía parar de pensar en ella. Sabía que algún día se lo iba a demostrar y Sancho me iba a creer.
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