domingo, 27 de febrero de 2011

Capitulo 24


Cuando nos fuimos de esa hermosa cueva. Hermosa en todo el sentido de la palabra, claro que Dulcinea influyo en esta descripción, pero en si la cueva era esplendida. Yo no quería ni irme. Quería quedarme y morir en esa cueva, claro junto a mi Dulcinea. Daria lo que fuera por poder ser enterrado junto a la mujer que amo. Nos fuimos, pero mi mente seguía en todo el cuerpo, ojos, pelo, labios y toda pequeña parte de Dulcinea. Tampoco les voy a dar mucho detalle se ella, porque sé que muchos de los que están leyendo esto se pueden aprovechar y darse ideas en la cabeza, que para mi gusto no comparto para nada. Salimos, yo aun en la cueva, pero fuera de ella, y aparece un hombre con lanzas. Y un hombre con lanzas me dijo algo que nunca esperaría. Me dijo que en una venta me podían decir mi destino. Me gusta eso del destino, porque creo en el. Y muchas veces me he visto beneficiado a causa de este. Pero el destino me da un poco de miedo. Siento que puedo deprimirme o perder muchas cosas que creo tener. Como es el caso de Dulcinea. Si el destino no la quiere para mí nunca la tendré, pero en este momento estoy casi seguro que ella está profundamente enamorada de mi persona pero no quiere dar el brazo a torcer. Cuando tenía esa lluvia de ideas, que me causan gran confusión tuve que liberarme hablando mal de los caballos viejos. Me disculpo con todo caballo que leyó esto, perdón, perdón, de todo corazón. Pero entiéndanme que estaba en un momento donde mi cabeza y mi lengua estaban en desunión. Hoy pasamos la noche en un castillo. Si, aunque no lo crear, estaba tan confundido por lo que paso hoy que preferí dormir en una venta que en un castillo a los que siempre acostumbro dormir. Pero como dije antes, esto refleja lo que hace el amor.

Capitulo 23


Pues sí, hoy estoy de humor. Y cuando estoy de humor todo el mundo se ve beneficiado. Hoy vi a Durandarte, el primo y amigo de Montesinos. Pobre Durandarte, estaba muerto, a causa del mago Merlín. Muchos parientes de Durandarte tuvieron la misma suerte de ser encantados. Cuando me paso esto que estoy a punto de contarles, me dije a mi mismo que iba a ser uno de mis secretos más grandes. Pero seguramente por la buena actitud que ando hoy cambia de opinión en el trascurso que iba subiendo de esa cueva. Siéntanse afortunados de esto que estoy a punto de contarles. Para que luego no digan que soy un mal caballero porque me guardo los mejores secretos voy a soltar esto sin pensarlo dos veces. Además de ver a los familiares de Durandarte, vi a Dulcinea. Sí, la Dulcinea que yo amo. Mi amada, de la que he estado enamorado toda una vida. Esa mujer que me ha arrancado el corazón casi por completo. La verdad es que no se cómo he sobrevivido tanto tiempo. No soy tan joven como lo era unos años atrás, y tras de eso tengo una parte de mi corazón fuera de mi pecho. Y lo perdí el día que mis ojos vieron a una mujer tan hermosa como ella. Para que se den cuenta de cómo es el destino conmigo. El destino me la puso en mi camino nuevamente. No pude creer que en una cueva me iba a topar a la mujer que amo. Para que los que no saben se vayan dando una idea de cómo es amor. Del amor se espero lo inesperado siempre. Que cuerpo, que cara de ángel, que pelo Dios mío, ¿cómo dude por un momento si era o no la mujer más bella de esta tierra? Claro que es la mujer más bella que excite en toda la faz de la tierra, y cuidado si no en todo el universo. Sacho no me creyó, pero no tenía tiempo para pelear, no podía parar de pensar en ella. Sabía que algún día se lo iba a demostrar y Sancho me iba a creer.

Capitulo 22


¿Hay algo más satisfactorio que ser querido y amado? Pues creo que no, esas dos cosas pueden ser las cosas que más feliz me hacen en esta vida. Y hoy no fue la excepción de que alguien me hiciera feliz. Como me pasa a menudo, alguien me elogio por X o Y razón. Por supuesto que esas razones son razones importantes, son actos que tienen un gran grado de dificultad. Soy humilde, ya lo he dicho varias veces. Y por esa misma humildad tengo que ser lo bastante honesto para decir que no cualquiera puede lograr elogiar a tanta gente como lo hago yo. Los que me conocen bien saben que tengo mi experiencia, la calle me lo ha dado, y con mayor razón lo tengo que poner en práctica. Voy a aventarme y jugar de filósofo, algo que no soy. Siento que para ser elogiado se ocupan buenas acciones. Y esas buenas acciones se hicieron presentes con mi presencia valga la redundancia. Hoy en la boda, esa boda que me trae tan gratos y hermosos recuerdos, tuve que defender a los nuevos esposos. Pase algunos días con Basilio, que con pocas horas de conocerlo puedo decir con toda seguridad que lo veo como un amigo. Me agrada de verdad ese chico, y para demostrar esto les puedo decir que converse sobre temas que en verdad me llegan. Y conste que no lo hablo con cualquiera. Hablamos de la pobreza, que cada vez que pienso en ella me duele en lo más profundo de mi corazón. Como caballero que soy, no me gusta para nada la gente pobre, y para que decir la gente que no es honrada. Eso me pone la sangre a hervir. Si hay algo que uno debe ser en la vida es horado y honesto. Y como iba a dejar de lado el tema de las mujeres. ¡Hay como me gustan las mujeres! ¿Qué seriamos nosotros los hombres sin ellas? ¡Que vivan las mujeres y que vivan para siempre! Quería visitar Montesino, y un estudiante se ofreció a acompañarme. Que afortunado es ese chico. Me dijo que le gustaban los libros de caballería, y estaba a punto de ir a una aventura con uno de ellos. Y no uno cualquiera uno de verdad. Baje a esa cueva, solo y con toda la actitud del mundo. Las cosas que me pasaron allí abajor, no las vieron de Sancho ni el estudiante. Pero lastimosamente no se los puedo contar, porque un caballero nunca tiene memoria.

domingo, 20 de febrero de 2011

Capitulo 21


¡Dios mío! ¡Qué locura! Hoy tuve mi prueba de fuego. No estoy seguro si la tuve yo o mi corazón. Pero puedo decir que mi corazón tuvo una gran confusión. De esas decisiones que tiene la vida tan duras. Que sacando posibilidades, las dos están empatadas. Para no casarlos con el esta emoción que me tengo voy a explicar cuál fue la decisión. Ya saben que tiene que ver con el corazón. La chicha de la boda, era una de las más bellas que mis ojos habían visto. ¡Nunca jamás! Voy a decir que la “más bella” porque esta Dulcinea. Pero no puedo dejar pasar, que era hermosa. No diría hermosa, más bien diría perfecta. De esas mujeres que uno ve, y simplemente no se puede sacar de la mente. Recordé el efecto que me dio Dulcinea, hace un par de años. Sentí de nuevo lo que se siente el amor a primera vista. Pero que difícil fue. Mi mente tenía claro que mi amor era Dulcinea. Pero mi corazón me decía que ella podía ser más hermosa. En ese momento mi corazón y mi mente no estaban para nada de acuerdo el uno con el otro. El chico que les hable, amenazo con suicidarse con una espada si no podía casarse con Quiteria. Es el más claro ejemplo, de lo que un ser humano puede llegar a hacer por el amor. Ese chico Basilio, me demostró y me dejo muy claro lo enamorado que estaba de esa chica. Bueno quien no se enamoraría así de semejante mujer. Me gusta meditar las cosas, y viendo a los ojos directamente, aunque ella no me estaba viendo. Supe desde el primer momento, que si me propondría estar con ella lo lograría. Con solo decirle mis aventuras, lo famoso que soy y lo valiente. Caería en mis brazos muerta de amor. Pero jamás podía hacer eso, pobre de Basilio, tan enamorado. Al final todo fue un truco y el chicho nunca se hirió a pesar de que pareciera que en verdad si se había clavado la espada. Quisieron anular la boda, pero la mujer hablo, y dijo que era válida. Después de todo este desorden y confusión, nos fuimos a la aldea. Y me fui tranquilo, porque supe que Dulcinea seguía siendo mi amor, y lo seguirá siendo por siempre.

Capitulo 20


¡Qué sorpresa! Algo que veo con frecuencia. Me levanto, y mi fiel compañero Sancho en su sétimo sueño. Ronque que ronque. ¿Cuándo será el día que yo me levante y el este completamente listo esperándome para zarpar? Para serte un poco sincero, eso lo feo muy pero muy difícil. ¡Pero claro! El muy vivo se Sancho, se levanto en un dos por tres a penas sintió un pequeño olor ha comido. No le voy a mentir, ese olor era delicioso. Como caballero, mi nariz ha mejorado el día con día, puedo decir que tengo un olfato como de un “Beagle” cazador. De esos olfato que no suelen fallar nunca. Y que suerte fue a tener ese comelón de Sancho. En muy confianzudo pero arriesgado se fue a hablar con el cocinero. Pero en la vida el que no intenta nunca logra nada. Y ese día Sancho topo con su día. El destino y la suerte le sonrieron. El cocinero tenía que ser un hombre hecho y derecho, y de un corazón dulce. Bueno, ¿quién no va a tener un corazón dulce, si ve a un semejante gordito con hambre? Sancho le pidió si le podía regalar algo, y este en vez de darle algo, le dije que cogiera todo lo que gana le diera. No me quiero ni imaginar lo que pudo sentir Sancho. Estoy seguro que por un momento pensó que el cocinero era San Pedro. Y estaba a punto de comer el manjar de bienvenido al cielo. Yo controlo mi estomago, el no me controla a mi por supuesto. Con los años de andar en estas aventuras mi estomago se ha adaptado correctamente. No quise ver a Sancho comer, para no antojarme. Pero estoy un cien por ciento seguros que se estaba abotagando. Por mi parte, yo me estaba divirtiendo con las danzas y bailes que animaron la noche de ayer.

Capitulo 19


Pues sí, hoy fue un día más, una aventura más y algo nuevo que contar. Con seguridad puedo decir que soy el caballero más feliz que habita en este planeta. Como siempre digo, me encantas las aventuras, y siempre tengo que efectuar alguna. Cuando íbamos de camino a un lugar sin destino, nos encontramos a dos estudiantes. Los chicos parecían buenos muchachos. Sus ojos me decían cosas buenas. Tuvimos una pequeña charla, que basto para que se dieran cuenta de la clase de persona que soy. Tanta confianza les di, que hasta me invitaron a una boda. Algo si les digo, ni la menor idea de quienes se iban a casar. Pero con humildad digo, que para esa pareja yo iba a ser la sorpresa más grata que iban a recibir. La chica se llama Quiteria la Hermosa. Eso ultimo obviamente mi hizo recordar a mi Hermosa Dulcinea. Cada vez que escucho esa palabra ella viene a mi mente. Pobre Dulcinea, estoy seguro que también debe de sentir lo mismo o algo peor. Pero estoy muy tranquilo porque sé que el destino algún día me unirá con ella. Lo que me motivo aun mas es cuando me dijeron esto que les voy a contar. Y juzguen ustedes mismos si no pensarían exactamente igual a mí. Ese par de estudiantes me hablaron de una tercera persona. Pues sí, ese tercero era un chico que estaba enamorado de Quiteria, pero el padre de la chicha no les permitía casarse. Cuando escuche esas palabras, fue como si se me encendiera un bombillo en mi cabeza. Sabía que debía a estar allí. No me lo perdería por nada del mundo. Tengo un dicho muy mío que dice así: “Un verdadero Caballero, siempre está en el lugar adecuado y en el momento justo”. Llegamos a la boda. Y para mi sorpresa lo primero que escuche fue un montón de instrumentos. Me disgusto, y me quito todas las ganas que tenia. No quise entrar, y como caballero que soy decidí pasar la noche al aire libre. Esa es otra cosa que me pone feliz. ¡El aire libre! ¿Cómo voy a preferir estar en una cama, que estar en esta belleza, dígamelo usted?

domingo, 13 de febrero de 2011

Capitulo 18


Para variar, y ver lo que es el destino. Me quede esa noche en la casa de Miranda. Tengo un dicho que me gusta mucho, y lo comentaré. “La moneda siempre da vuelta”. Yo lo acompañe todo el camino, y al final del día fue muy amable conmigo y me dio posada por esa noche. Conocí a su hijo, un tal Lorenzo. Me agrado, y por esa razón le hable sobre caballeros. Son afortunados los que pueden escucharme hablar sobre caballeros. Me considero un hombre que se a quien contarme mis cosas. Los ojos me dicen mucho, no sé si tendré algún poder, pero cuando veo los ojos de alguien me dice si es confiable o no lo es. A ese Lorenzo se le hizo el día. El destino le sonrió. Estoy completamente seguro que nunca había tenido jamás a un caballero frente a frente. Y menos a uno con la experiencia que tengo yo. Tengo mi colmillo, mi calle y mis aventuras sobre mi espalda. Ya no son ningún patán que anda diciendo que es caballero y lo dice solo porque tiene un cuchillo o una espada en su cintura. No no y no, yo no soy de ese tipo. Si fuera esa clase de patán, no me conocerían y no sería famoso. ¿Cual caballero es famoso por dos nombres? Pues duela a quien le duela yo soy famoso por dos diferentes nombres. Me conocen como Quijote, y como Caballero de los Leones. No podía dejar pasar comentar con él sobre la poesía. Su padre me hablo sobre él, y cuando me hablo me dijo que estaba decepcionado porque su hijo prefirió ser poeta que seguir estudiando. Le pedí que me leyera alguna de sus poesías. Eran excelentes. Las poesías me encantan. Sería feliz morir y que alguien me despida con una poesía. Para mí, y se lo dije a él, era un gran poeta. Tuve que marcharme, porque me desespero si paso mucho tiempo sin ninguna aventura. No vi a Sancho muy feliz, sabía que estaba viviendo una buena vida en ese lugar. Pero así es la vida de un caballero.

Capitulo 17


Quiero aclarar algo antes de contarte lo que paso hoy. Me lleve el susto de mi vida. Pensé por un momento que era mi día de muerte. Vi la luz, la luz que me decía que iba para el juicio con San Pedro. Como el carruaje se veía un poco extraño, llame a Sancho y me coloque la celada. Unos minutos después me sentí extraño. Y digo extraño porque mi cuerpo estaba sudando exageradamente. Tanto que me sentía pesado. Pegajoso y con un olor un poco fuerte. Cuando me llego ese olor pensé que mis sesos se estaban saliendo. No podía ser posible porque la única forma es que me hubiera cortado el estomago, y por supuesto que eso no sucedió. Bueno en el momento no podía haber forma de que sucediera. Llegue a un punto que tuve que quitarme la celada. Y para mi sorpresa. Aun estoy asombrado e impactado. Una vez que me lo quite me di cuenta que era queso derretido. Sancho coloco queso en mi celada, por un momento pensé que estaba muriendo, y después me lleve la sorpresa que era queso derretido. Fue una sensación de alivio y enojo. Fue un alivio increíble, porque supe que me quedaba mucho por vivir, y que todavía no era mi día de morir. San Pedro tenía que esperar un poco más. No tengo ningún problema con San Pedro, porque sé que cuando me vea, inmediatamente me va abrir las puertas del cielo. Soy un caballerazo para decirlo de una forma más simple. Interrogue al hombre que iba conduciendo el carruaje. Me dijo que llevaba leones. Y para demostrarle a ese patán que yo no le tenía miedo a nadie, le ordené que liberara a los leones para luchar contra ellos. El payaso ese me dijo que estaban hambrientos, según él para ver si yo retiraba lo dicho. Pero fue obvio que eso no paso. Cuando digo algo lo mantengo. Abrieron la jaula y el león al verme inmediatamente se intimido y no quiso salir. Supe en ese instante que me hablarían de mí y me recordarían como el Caballero de los Leones. Ningún caballero había retado jamás a un león, y menos que el león de achicara ante él. Por eso a partir de hoy soy el Caballero de los Leones.

Capitulo 16


No podía estar más contento. Cuando gano una batalla, lo puedo negarlo mi orgullo mejora. Soy un caballo y los caballeros somos humillados si perdemos una pelea. Si mal no recuerdo nunca he sido humillado y espero nunca serlo. La última batalla no fue la excepción. Hoy encontré a un hombre sobre una yegua. Le propuse que me acompañara en el camino. Puedo defenderme solo por supuesto, solo que me dio un poco de lástima que ese hombre tuviera que irse solo. Uno nunca sabe que se puede encontrar por esos caminos misteriosos. Para no aburrirlo le conté mis aventuras. Ese hombre no pudo sentirse más afortunado. Se lo vi en los ojos. Estaba muy contento, seguramente se sentía sumamente seguro. Bueno, ¿quién no se sentiría seguro con un caballero? Pregunta estúpida, un caballero es el mejor protector que alguien podría tener. Y uno como yo, bueno mil veces mejor. Un tal Miranda, es lo único que recuerdo de su nombre. Me dijo que era rico, desde que escuche eso no me convenció mucho. No me considero un caballero creído, pero ese hombre no tenia para nada los pies sobre la tierra. Si uno es rico, no es bueno andarlo divulgando, y menos diciéndolo a personas desconocidas. Se salva que soy un caballero sumamente honrado. Estaba un poco triste, por una situación de su hijo. Su hijo se intereso por la poesía. ¡Por Dios! Como no le vas a permitir a un hijo que haga lo que más le guste. Tuve que darle un consejo, que supe que era para bien. Si fuera algo malo, pero ¿poesía? ¿Qué tal si llega algún día a ser un excelente poeta? Ahí si lo felicitaría y lo motivaría para sacarle ganancias. La poesía es excelente. Es cultura, es para personas cultas, expresar lo que sientes, se me pone la piel de gallina cuando hablo sobre la poesía. Para mi sorpresa me tope con un caro lleno de banderas. Y de inmediato supe que allí se encontraba una aventura más.