
Le pregunte a Sancho detalles sobre la conversación que tuvo con Dulcinea. Me decía algunas cosas que no tenían mucho sentido pero lo deje pasar ya que me encontraba en un momento de felicidad. Me dijo que cuando llego Dulcinea rompió la carta, por la razón de que no sabía leer y no quería que nadie la leyera por ella. También de que Dulcinea le incisito a Sancho que quería que yo fuera a verla al Toboso. Le seguí preguntando a Sancho sobre esa conversación debido a que quería saber la pura verdad. Después me tope con una gran decisión. Tenía que decidir si ir a cortarle la cabeza al gigante, y así podía salvarle la vida una princesa. Lo que me daría mucho gusto porque estaría matando dos pájaros de un tiro. La salvaría a ella y tendría el cariño de un rey su reino por haber salvado a su hija. Pero también estaba la conversación pendiendo con Dulcinea del Toboso en Toboso. Había esperado años para conocerla, y esa era mi única oportunidad. Mi corazón me decía que fuera directo donde Dulcinea sin desviarme por ningún motivo. Pero mi armadura me decía que yo era un caballero y que era mi deber ayudar al que me necesitase. Y en ese momento Dulcinea no me necesitaba cono me necesitaba la princesa. Estaba completamente confundido. No sabía si seguir a mi corazón o a mi armadura. Pare un momento para meditarlo profundamente. Veía el rostro de Dulcinea, me la imaginaba riendo a mi lado y besándome apasionadamente. Pero también veía el rostro de la pobre princesa clamando por mi ayuda. Se me entrelazaban las dos imágenes y por un instante me desconecte, lo único que veía eran esos dos rostros llamándome. Eran como el ángel a un lado y el diablo al otro. Luchando para convencerme para que escogiera el camino que más les convenía. Sabía que era mi cabeza la que producía esas imágenes, pero las sentía como si fueran reales y me producían emociones inmensas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario