La aventura comenzó. La jaula no era muy cómoda para mi gusto, pero como caballero que soy, me puedo adaptar a las circunstancias. El camino por donde íbamos era rocoso y en unos tramos muy difícil de transitar. De vez en cuando me llevaba un culazo, o en uno de los brincos chocaba mi cabeza contra uno de los barrotes. Tenía muchas ganas de ir al baño y obligué a que detuvieran la jaula para poder orinar en uno de los matorrales que había por el camino. Una vez que termine de orinar mi cuerpo se sintió completamente rejuvenecido. Sentí un alivio total en todo mi cuerpo. Después de un rato, como siempre sancho comenzó a sentirse un poco mareado. Lo vi en la cara, la tenia totalmente pálida. Le pregunte que si se sentía bien y lo único que hizo fue hacerme la señal de “No” con su dedo. Pasaron cinco minutos y Sancho parecía una catarata. Vomito absolutamente todo lo que se encontraba en su cuerpo. Justo después de la vomitada se veía hasta más delgado. Presupuesto siempre con la misma panza de embarazado, pero un poco reducida. Todo volvió a la normalidad. Sancho se sintió mucho mejor, y yo iba bien. Ya me estaba empezando a doler mucho el trasero. En eso se acerco un buen grupo de jinetes. Si mal no recuerdo erra un grupo de seis o siete jinetes. Uno de ellos pregunto por qué iba en la jaula y muy cordialmente le explique el porqué de un caballero metido en una jaula. Terminada mi explicación el jinete se aparto y le dijo algunas palabras a uno de los enmascarados.
sábado, 11 de septiembre de 2010
Capitulo 47
La aventura comenzó. La jaula no era muy cómoda para mi gusto, pero como caballero que soy, me puedo adaptar a las circunstancias. El camino por donde íbamos era rocoso y en unos tramos muy difícil de transitar. De vez en cuando me llevaba un culazo, o en uno de los brincos chocaba mi cabeza contra uno de los barrotes. Tenía muchas ganas de ir al baño y obligué a que detuvieran la jaula para poder orinar en uno de los matorrales que había por el camino. Una vez que termine de orinar mi cuerpo se sintió completamente rejuvenecido. Sentí un alivio total en todo mi cuerpo. Después de un rato, como siempre sancho comenzó a sentirse un poco mareado. Lo vi en la cara, la tenia totalmente pálida. Le pregunte que si se sentía bien y lo único que hizo fue hacerme la señal de “No” con su dedo. Pasaron cinco minutos y Sancho parecía una catarata. Vomito absolutamente todo lo que se encontraba en su cuerpo. Justo después de la vomitada se veía hasta más delgado. Presupuesto siempre con la misma panza de embarazado, pero un poco reducida. Todo volvió a la normalidad. Sancho se sintió mucho mejor, y yo iba bien. Ya me estaba empezando a doler mucho el trasero. En eso se acerco un buen grupo de jinetes. Si mal no recuerdo erra un grupo de seis o siete jinetes. Uno de ellos pregunto por qué iba en la jaula y muy cordialmente le explique el porqué de un caballero metido en una jaula. Terminada mi explicación el jinete se aparto y le dijo algunas palabras a uno de los enmascarados.
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