martes, 3 de mayo de 2011

Capitulo 31


Que dicha que me pasan estas cosas, no tienen idea de la felicidad que tenía cuando iba de camino a la venta de los Duques. Cualquiera que me hubiera visto por allí hubiera pensado que me había ganado la lotería o algo por el destino. La verdad no soy interesado por nada pero cuando me pasan este tipo de cosas me dan un orgullo muy grande. Para que un Duque te pida que vaya a la venta, es porque de verdad se tiene un gran alto reconocimiento en la clase alta. Me considero más de la clase baja, la verdad me siento sumamente reconocidos con ellos, primero que todo porque soy de la misma clase y, porque en algunos casos, en la mayoría de ellos tienen más problemas que los de la alta clase. Eso no quiere decir que los ricos no tienen sus problemas, claro que los tienen y, por eso siempre acostumbro a decir que el dinero no da la felicidad, porque hay algunos que tiene absolutamente todo, no les hace falta nada y no soy para nada felices. Y lo mejor de esta aventura se las voy a contar a continuación. Yo iba como siempre con la humildad a tope y con todo el respecto y educación posible, como todo un caballero, aunque ya existan pocos yo sigo vivo y muy sano para mi criterio. Llegue a esa venta y me recibieron de la mejor forma posible, me hicieron sentir en casa o hasta mejor que en casa, fueron todos pero absolutamente todos muy amables con mi persona y con Sancho, no sé si es que ya era muy reconocido en ese lugar pero parecía que era como un santo para todos. Pero para que no se sorprendan ni crean nada extraño me comporte siempre a la altura en todo momento, tome ese aprecio y ese respecto con mucha madurez y serenidad. Unas hermosas damas, no tan hermosas como mi Dulcinea pero de un aspecto muy atractivo nos quitaron las armaduras y nos llevaron a donde se encontraba la cena. No quiero sonar un poco rajón, pero esta vida de verdad que me gusta, se siente un placer exquisito, que solo en un lugar de estos se puede sentir. No envidio nada porque soy muy feliz tal cual soy, pero una vez perdida un gusto de estos no cae nada mal para un caballero que tiene tanto trabajo como yo. Me sentía muy cómodo en la mesa, hablamos de temas en los cuales me sentía a gusto, el que más me gusto fue el tema de Dulcinea por supuesto. Lo único que arruino en parte mi día fue un cura, que me trato de una forma muy descortés, pero que no quiero referirme mucho al tema ya que todavía estoy un poco sensible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario