
Mientras iba de camino a mi cuarto la duquesa me acompaño. En ningún momento mal interprete esta acción, pero como este es un diario donde no he ocultado nunca nada, esta vez no va a ser la excepción. Cuando iba camino a mi cuarto note a la duquesa un poco interesada en mi persona. Y la respeto porque ya me ha pasado muchas veces, donde las mujeres al saber que soy un caballero valiente, que he matado dragones, derrotado a enemigos, salvado a gente se sienten atraídas hacia mí. Y es parte de lo que un caballero se debe ir acostumbrando, hay que saber convivir con eso, así como un futbolista debe aceptar las criticas de su entrenador cuando comete un error, yo debo aceptar los sentimientos de aquellas mujeres que se enamoran de mi. El algo que no me hace ni más ni menos caballero, eso es algo extracurricular, no debe afectarme ni desconcentrarme del trabajo que tengo, el cual es ayudar a quien lo necesite. La única que ha logrado eso y ella si es una excepción es Dulcinea. Pero eso es un tema y aparte. Yo me fui a dormir y nunca le demostré interés a la duquesa, aunque no voy a negar que fuera hermosa, tenía una piel bella, de tamaño agradable y una voz muy punzante pero a la vez muy seductora. Pero yo siempre voy a ser fiel a mi Dulcinea, aunque deba resistirme a la segunda mujer más bella del mundo. Me fui a costar ya que me encontraba un poco cansado, Sancho como todo un buen galán se quedo con ellas hablando, no sé hasta qué horas de la noche. Fue una noche muy tranquila y con el estomago muy contento.