
Paramos cuando sentimos que nadie nos seguía, estaba que me quemaba solo de lo enojado que me encontraba, solo quería estar a solas con Sancho para regañarlo y quejarme de su mala decisión. No podía creer, no entendí como no lo calle antes de que digiera tal estupidez, pero nunca pensé que lo que iba a contar tenía que ver con burros, era obvio que si hablábamos de un tema parecido a ese animal ellos se iban a enojar, lo que Sancho no entiende es que ellos estaban sensibles con ese tema y cualquier cosa de ese tipo lo iban a ver como una burla u ofensa hacia ellos. Y así se lo dije no me guarde ni una sola palabra, creo que Sancho debe ir aprendiendo poco a poco de sus errores, porque hoy fue con esos hombre que solo nos tiraron piedras, pero mañana podría ser con un hombre que nos corte la cabeza en ese mismo momento. Por supuesto que cuesta controlar la lengua con el cerebro, pero hay que hacerlo, si no se hace se tendrá muchísimos problemas en la vida. Esta vez Sancho no se quedo de brazos cruzados y me respondió, estaba molesto de que me fuera corriendo, decía que un caballero no podía salir corriendo jamás, pero lo que él no sabía era que yo planeaba una táctica. Como caballero que soy no me encontraba en mi mejor posición en ese momento, debía correr y prepararme para enfrentarlos si era necesario. Continuamos nuestro camino, porque en ese lugar ya no teníamos posibilidad de volver jamás, estoy seguro que todavía nos están esperando con sus armas y piedras listos para atacarnos. Hoy no fue el mejor de nuestros días, discutimos mucho, Sancho me reprocho muchas cosas y yo también se las reproche de igual modo, a tal punto que Sancho termino llorando. Pasamos la noche en una alameda esperando que el día siguiente trajera mejores situaciones y mejores aventuras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario