
Hoy tuve compartir un poco de mi sabiduría y consejos a unos hombres, de los que les hable hace poco, los que eran víctimas de burlas y estaban listos para enfrentar a los que se burlaban de ellos, si los que tenían armas y querían vengarse de todas las burlas que habían recibido. Lo pensé mucho, pero supe que la mejor decisión era evitar esa lucha, primero que todo las luchas nunca dejan nada bueno, solo perdidas, me parece que puede ser lo más estúpido luchar por enojo y no por necesidad. Yo he luchado, pero cuando lo he tenido que hacer lo he hecho contra monstros gigantescos o hombres muy malos, pero malos de verdad que quieren salirse con las suya, pero nunca luchar por puro gusto. Cuando fui joven fui medio matón en mi momento, pero la experiencia y los años que tengo de caballero me han dado la sabiduría necesaria para comprender que luchar no es necesario. Le dije que había razones para luchar, las cuales eran por la iglesia, cuando la vida estuviera en jugo, por el honor, familia y la casa, o por su rey. Si no era por ninguna de esas razones no se podía luchar. Ya los tenia prácticamente convencidos, se notaba en sus caras que la furia había bajado notablemente y estaban a punto de dejar las armas, pero llego Sancho. El que no tiene buena fama de tomar las mejores decisiones, y el que abre la boca cuando no es necesario abrirla, o decir cosas sin razón y muchas cosas más. Bueno mi amigo y compañero del alma, dijo una de sus anécdotas, y esa era que él había pasado por las misma burla, y imito en ese momento a un burro. Los hombres lo vieron como una burla y su furia subió al máximo, aun mas de lo que estaban antes, y cuestión de segundos, una lluvia de piedras estaba cayendo sobre nuestras cabezas, corrimos lo más rápido que pudimos hasta salir de ese pueblo.
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