
Estaba débil, hambriento, triste y desesperado. Sentía que iba a morir, no sé si estoy enfermo o simplemente desnutrido. En este momento si luchara contra una hormiga y esta me picara creo que moriría de dolor. Ha sido uno de mis peores momentos, nunca en mi vida me había sentido tan mal física y moralmente. No he comido nada en días, solo caminar para ver que puedo encontrar para comer y eso me ha cansado y me ha quitado todas las fuerzas estos días. Por fin hoy llego Sancho, no me traía muy buenas noticias porque me dijo que fuera ante mi amada Dulcinea pero no acepte porque todavía no me había convertido en un gran caballero digno para Dulcinea. Sancho me encontró en un estado terrible, estaba desnudo, flaco y muy pálido. No me importo tanto porque era mi amigo de todas las aventuras, ni siquiera pensé en taparme mis partes nobles porque no tenía la fuerza para mover mis manos, y mucho menos para ponerme de pie y ponerme la ropa. Lo único que pude hacer fue mover mi boca, sentía hasta dolor en la boca, tenía mucha sed y me dolía a la hora de hablar debido a que tenía los labios rotos de deshidratación. Llego una tal Micomicona, me dijo que era una princesa, y como princesa debía de tratarla de la mejor forma posible. Me dijo que tenía que vengar al que entro en el reino de esta princesa. No podía decirle que no y lo único que me era posible era aceptar, y así lo hice. Cuando íbamos la princesa, Sancho y yo nos encontramos con el cura, el barbero y Cardenio. Hablamos un poco en el camino y el cura me contó que había ido con el barbero a cobrar unos impuesto pero que se los habían robado unos galeotes que los había liberado un loco. Sentí mucha vergüenza y no sabía que decir en ese momento, debido a que sabía que fui yo el que los libero, lo único que hice fue callarme y continuar cabalgando.
Muy bello!!! Lindas ilustraciones, pobre Quijote, se avecinan aventuras!!!
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